Carta a nuestra querida impaciencia
Querida impaciencia,
Te escribo desde mi más humilde
sinceridad. Verás, estoy cansada de ti, harta de tu exigencia y tu falta
de tiempo. Tu egoísmo me repugna. Solo piensas en ti y
en tu pesada necesidad de querer controlarlo todo. De intentar que
las cosas salgan como a tí te gusta en el momento que tú deseas y,
siento decirte que esto ya no va a pasar más.
Estoy cansada de que me hagas sufrir, así que te escribo con la intención de despedirme de tí para siempre.
Para que me entiendas, a partir de ahora quiero ser como una hormiguita.
Las hormigas buscan cualquier camino para llegar siempre a donde
quieren llegar. Piensan en el invierno durante todo el verano, para
así poder anticiparse al mal tiempo y asegurarse su alimento.
Y esto,
aunque parezca ser opuesto a la tan valorada
filosofia del fluir (que tan de moda está), no deja de ser
una sana estrategia de prevención a los posibles futuros problemas y te
permite actuar en consecuencia para asegurarse el
bienestar personal.
Por otra
parte, tambien es cierto que las hormigas piensan en el verano durante
todo el invierno, ya que saben que el mal tiempo no
durará eternamente, y esto a mi parecer, es una buena forma de
motivarse para seguir siempre adelante.
Otra
fascinante característica de estos seres es
que hacen lo máximo que pueden hacer en cada momento, ya que en su
mentalidad entienden que su responsabilidad es una parte fundamental
para alcanzar el éxito.
Así que, ¿por qué no adoptar esta actitud ante las adversidades que nos depara la vida? Hacer lo posible, actuar en equipo y a fuego lento, dejando la impaciencia para aquellos que no entienden que las cosas que valen la pena necesitan su tiempo para cocerse.